Geografía

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Navatrasierra está situado al Sur-Este de la provincia de Cáceres. Su territorio abarca una extensión de unos 100 km2 y está delimitado geográficamente por dos escarpadas sierras, la Sierra de Altamira al Nor-Este, que forma parte de la Comarca de la Jara Cacereña, y la Sierra del Hospital del Obispo al Sur-Oeste, que forma parte de las Villuercas. Limita al Norte con el Término Muncipal de Villar del Pedroso, al Sur con Alía y la Calera, al Este con Carrascalejo y Mohedas de la Jara y al Oeste con Castañar de Ibor y Navalvillar de Ibor. El pueblo está situado en la solana de la Sierra de Altamira, a una altitud de unos 730 metros sobre el nivel del mar. Ente las dos Sierras el terreno se encuentra interrumpido por una infinidad de cerros y profundos valles por los cuales discurren las aguas de los numerosos arroyos y torrentes que llevan sus aguas a los dos ríos que forman el valle central: el Gualija y el Guadarranque, estando ambas sierras divididas por estrechas gargantas u Hoyas, dando una gran vistosidad al paisaje.

El clima de la zona es continental, con temperaturas altas en verano, aunque las noches suelen ser frescas, y bajas en invierno. Todos los inviernos suele nevar alguna vez, sobre todo en la Sierra del Hospital cuyo pico más alto, el Cervales, alcanza una altitud de 1443 metros.

La vegetación es muy variada predominando el bosque y matorral de tipo mediterráneo. El matorral de jara, que caracteriza a toda la comarca, tapiza la mayor parte del terreno. Otras especies de matorral abundantes son: el tomillo, cornicabra, durilla, torvisca, brezo, escobeño, retama, zarzamora, etc. Abundan también los helechos en las zonas húmedas. En cuanto a los arbustos están ampliamente representados por el madroño, que forma en algunos casos verdaderos bosques. También abundan el chaparro, el sauce, el acebuche, el espino, el majuelo, el durillo y la rebolla. Por lo que respecta a los árboles es la encina la reina del lugar, si bien encontramos otros como el alcornoque, el quejigo, el aliso, el fresno, el roble y el enebro, sin dejar de mencionar la abundancia de un árbol muy característico y amenazado que crece junto a los arroyos de la sierra y que es el loro o lorera.

Al igual que la vegetación, la variedad faunística es muy amplia, y va desde grandes mamíferos como el venado, el corzo y el jabalí, a otros mas pequeños como el gato montés, zorro, gineta, garduña, algunos conejos y liebres, comadrejas, ratones de campo, etc. Todas especies se han visto reducidas en los últimos años, pero todavía constituyen una población estable. Citar también al desaparecido lince, extinguido en la década de los 70 y que antaño pobló las espesuras de estos montes, así como el lobo, muy abundante hasta principios de los 60, contra el que lucharon nuestros antepasados por los continuos ataques al ganado, hasta su exterminio.

En cuanto a las aves, las especies más características son: golondrina, vencejo, avión común, alcaudón, cogajuda, lavandera, ruiseñor, jilguero, gorrión, mirlo, petirrojo, herrerillo, zorzal, verderón, chochín, tordo, oropéndola, cuco, pico picapinos, abubilla, alguna perdiz, tórtola y paloma torcaz. Córvidos como el rabilargo, arrendajo o cuervo. Rapaces como alcotán, cernícalo, águila culebrera, águila perdicera, águila calzada, azor, gavilán, halcón, el majestuoso águila real y el buitre leonado. Rapaces nocturnas como el búho real, lechuza, autillo, mochuelo, cárabo y búho chico, que llenan de sonido las noches con sus cantos y reclamos.

Los reptiles y anfibios también están representados por especies como culebras, la peligrosa víbora, lagartos, lagartijas y ranas.

Y por último destacar la gran variedad de insectos, algunos tan beneficiosos como la abeja que elabora una rica miel tan variada en colores y sabores como lo es la flora de nuestro entorno.